jueves, 25 de octubre de 2012

Reiki



Los efectos de la energía reiki se potencian considerablemente, cuando se llevan a cabo en equipo y sobre todo cuando se hace de forma comprometida pero desapegada en la que uno asume su papel de mero canal de energía y acepta que es la energía y los guías quienes llevan realmente a cabo el proceso energético a través de nosotros. Por tanto, a pesar de tener la intención de ayudar y un propósito, hay que tener la humildad de asumir que la verdadera sanación corresponde a  la divinidad, quien dirige la energía canalizada a través de nosotros como sus meras herramientas en la Tierra.

La energía reiki nos ayuda a elevar nuestra vibración, a sentirnos en paz y conectados con algo superior a nosotros lo cual aunque no sepamos explicar, podemos experimentar como seres espirituales que somos en carne y hueso. Reiki nos acerca a nosotros mismos y a los demás y contribuye notablemente a la transformación y sanación de nuestra realidad.


La serenidad y el calor de la energía que se siente en cualquier imposición de manos de energía reiki es la puerta de acceso a la capacidad espiritual que reside en cada uno de nosotros. Vivir esta experiencia compartiéndola con los demás y sintiendo como nuestros guías de luz trabajan con nosotros, es algo sumamente gratificante para lo cual no siempre existen palabras pero que se acerca a la perfección inherente a la raza humana alineada con el ser.

Los intercambios de energía reiki en grupo generan lazos de unión entre sus miembros pues se suscitan entre ellos una conexión de luz especial que potencia la fuerza del grupo y las ganas de compartir.

La conexión con el planeta Tierra es profunda y auténtica en Reiki pues puede enviársee energía al planeta en su conjunto o bien focalizarla en un lugar concreto a kilométros de distancia, o bien podemos enviarla allá donde estamos presencialmente, por ejemplo, dirigirla a nuestro hogar, jardín y a sus plantas o a lo que en él esté, por ejemplo, mascotas, a nuestro lugar de trabajo, también en parques o plazas de ciudades o desde cualquier otro punto en el que estemos presentes y al que deseemos infundirle energía de luz y de amor.

Reiki nos recuerda que somos seres espirituales y que es posible crear un lugar mejor a través de la energía y los símbolos.

martes, 2 de octubre de 2012

Tesoros interiores


Todos tenemos una imagen de algo a quien venerar como la divinidad, los santos, los ángeles, las hadas, Buda, la Madre Teresa y tantos otros seres inspiradores y sabios maestros que con tanto bien han contribuido a la humanidad. Sin embargo, esa santidad o sacralidad que reverenciamos está en nosotros y la encontraremos siguiendo los designios del corazón no de la mente egoica. A través del cumplimiento de nuestro propósito de vida, aquél en cuya obra encontramos nuestra verdad, descubriremos quienes somos realmente, cuáles son los valores que nos guían y encontraremos apoyo inesperado como por arte de magia pues todos los obstáculos se salvan, cuando se trata de llevar a cabo la misión de vida. Ésta nos conecta con el ahora mismo, ése en el que nos llegan las respuestas adecuadas para obrar en el momento adecuado y en el que sólo existe certeza, no miedo.


Al realizar nuestro propósito, nos sentimos bien y ya no quedan dudas al respecto. Sabemos que hemos venido para esto y desplegamos todos nuestros tesoros interiores para llevarlo a cabo con genialidad y maestría pues todos somos maestros con valiosos dones para ofrecer y compartir. Una emoción inconfundible nos embarga al ser conscientes del fruto de nuestro propósito de vida y es entonces cuando agradecermos el estar aquí y ahora y nos abrimos de forma natural y espontánea al fluir de la vida, a su sacralidad y a la bendición que supone el sentirnos alineados y en armonía con quienes somos. Todo se confabula para ello pues la vida nos va guiando allá donde se halla nuestro camino. Por eso no es necesario forzar ni quitarle nada a nadie pues lo que nos está predestinado, vendrá a nosotros. 

Cuanto más en paz estamos con nosotros y con el entorno que nos rodea, mayor es la probabilidad de desplegar nuestros dones y genialidades, nuestras virtudes, ésas que convierten en mágica nuestra existencia y la de aquellos a quienes llegan. 

Sentir es el mayor propósito de la vida, por eso, no hay que correr, competir o vivirla deprisa ya que si no, se nos escapa y es como si viviéramos pero dejándonos arrastrar, sin fluir, sin sentirnos libres. Sentir que somos almas ligeras, llenas de luz, con tanto potencial como el que podamos imaginar y disponer de la claridad y determinación necesaria para llevarla a cabo es la llave que abrirá el castillo de nuestros sueños.  


El mejor sueño: el del aquí y el del ahora y hay que vivirlo despierto y sin juzgarlo pues todo acabará encajando en el tablero de la vida.         

** Las dos imágenes son de mi autoría y están registradas en Safe Creative Registro de Propiedad Intelectual
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