
En nuestro interior mora una estrella cuya luz depende en intensidad del grado de nuestras emociones y sentimientos. La crítica, el desasosiego y las actitudes que hinchan nuestro ego empañan su luz y la diluyen. Mientras que el altruismo, la quietud y el respeto contribuyen a que esta estrella intensifique y propague su luz no sólo en nuestro corazón sino en corazones cercanos al nuestro. De hecho, si permanecemos estables en el momento presente y nuestra mente no escapa continuamente al pasado y al futuro, algún día veremos brillar a nuestra estrella a nuestro alrededor y literalmente contemplaremos su luz y sus efectos en nuestras vidas, convirtiéndolas en auténticas y espirituales. Disfrutar del espectáculo de los rayos de nuestra estrella nos elevará a una plenitud simplemente por el hecho de reconocernos y de ser nosotros mismos a gusto con nuestro entorno.
Lo que apaga nuestra estrella:
- Los juicios
- La hipocresía y la envidia
- Las comparaciones
- Las prisas y las exigencias
- Creernos el centro del mundo
- Despreciar a los demás
- Competir y creernos con derecho a todo
Lo que aviva nuestra estrella:
- La honestidad
- Dejar a un lado el protagonismo
- Dejar atrás el resentimiento y liberarnos de actitudes adictivas
- Entregarnos al ahora sin miedos
- Olvidar los prejuicios y mantener una mente abierta y flexible
- Creer en lo que hacemos
- Atrevernos a hacer aquello que nos gusta, aunque sólo sea en el tiempo libre
- Abrirnos a las lecciones de la vida sin resistencia
- Ser sinceros sin dañar los sentimientos de los demás