Deseamos destacar, ser los primeros en todo y competir. Por eso, vamos deprisa para adelantarnos y eso nos acaba pasando factura. Con
esta actitud constante hay nervios, tensión, falta de atención hacia
otras cosas que quizás son más necesarias y más errores, ya que una mente
que no está serena funciona peor y provoca problemas de salud,
empezando por la salud mental. Esta actitud, además, nos alejará de nosotros mismos y también de otras personas que nos podrían aportar mucho.
La
actual sociedad materialista se centra en un mundo de intereses que nos
maneja a su antojo, si tenemos el objetivo de conseguir más y más. Por esta razón, resulta aconsejable detenerse y valorar si realmente tiene
sentido mantener esta actitud que tanto nos exige y presiona. Si lo hiciéramos, dispondríamos del tiempo para hacer cosas tan simples como caminar o conversar tranquilamente.
Hacer
deporte, yoga o meditación o llevar a cabo actividades creativas como:
manualidades, dibujar, coser, tejer o entretenerse con otras que nos gustaban cuando éramos pequeños o bien otra cuyo interés hemos
despertado en la vida adulta, nos puede ayudar a llevar mejor el ritmo de vida cotidiano o a ralentizarlo.
A
veces, es preferible tener menos pero ganarlo en tiempo libre, para
uno mismo o para nuestros seres queridos. Entonces nos convertimos en seres más conscientes de la vida, de nuestro entorno y no
asumiremos obligaciones innecesarias y nuestra vida no se convertirá en una prisión. De
este modo, la vida se siente más ligera y aprendemos a conocernos
mejor a nosotros mismos, a sentirnos en paz y más libres de ser. A
veces, pretendemos ser más que los demás para atraer su atención o para ganarnos su respeto y afecto pero lo que de verdad importa es el respeto
y afecto que nos tenemos a nosotros mismos. Depender de la opinión de los demás nos mantendrá ligados al exterior y se convertirá en una fuente de sufrimiento y dependencia. Por ello, se hace necesario plantearnos las prioridades y
comprometerse con lo que realmente es importante y que enriquecerá
nuestras vidas.
Autora texto e ilustración: María Jesús Verdú Sacases
Técnica ilustración: Pastel blando